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La familia anfitriona de Julka jugo un papel muy importante para que su año como au pair fuera tan especial. Ella cuidaba a dos gemelos de cinco años y de uno de tres, que rápidamente se convirtieron en su " pequeña mejor amiga". Lo que empezó como cuidando niños se convirtió en algo mucho más: sus padres anfitriones se aseguraron de compartir sus tradiciones, celebrar todo juntos y darle la bienvenida como parte de la familia. El vínculo se fortaleció tanto que nominó a su familia anfitriona al premio Familia Anfitriona del Año de Cultural Care, ¡y ganaron!
"Mi familia anfitriona me mostró lo acogedora, cariñosa y atenta que se puede ser con una persona que, al principio, ni siquiera es de la familia", dice Julka. "¡Y nuestra conexión comenzó incluso antes de poner un pie en USA!"
Tres semanas antes de que Julka comenzara su año como au pair, su madre anfitriona, Amanda, realizó un viaje de negocios a Alemania, muy cerca de su país natal, Polonia. Aunque Amanda esperaba visitar la ciudad natal de Julka, su horario de trabajo se lo impidió. En cambio, Julka y su familia decidieron viajar a Alemania para conocerla. "¡Fue increíble!", recuerda Julka. "Desde que nos conocimos, hablamos casi a diario. En cuanto mi familia anfitriona me recogió en el aeropuerto, me sentí como en casa".
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Julka construyó un fuerte sistema de apoyo en Utah, además de su familia anfitriona. Rápidamente se hizo amiga de Sophie, su Coordinadora Local de Cuidado Infantil (LCC), y le encantaba asistir a las reuniones de LCC. Estos encuentros le dieron la oportunidad de conectar con otras au pairs de la zona, lo que facilitó la formación de amistades que durarían mucho más allá de su año de programa.
También encontró amistades que se cruzaban por todo el país. "Tengo muchos amigos en diferentes estados", dice Julka. "Nos visitamos, viajamos juntos y nos apoyamos mutuamente".
Una de sus conexiones más especiales fue con su mejor amiga, Sky. "Es mi alma gemela aquí en Utah", explica Julka. "Hemos pasado juntas por lo mejor y lo peor. Ser au pair es emocionante, pero mudarse al otro lado del mundo y ponerse en esa situación puede ser difícil al principio. Cada persona que te ayuda, te sonríe o está ahí para ti, te hace sentir más cómoda y feliz".
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Para Julka, convertirse en au pair también le abrió las puertas a experiencias de viaje increíbles. Irse a Utah le permitió descubrir un estado que jamás imaginó amar tan profundamente. Rodeada de una naturaleza impresionante y cinco parques nacionales, descubrió una nueva pasión por la aventura al aire libre. "En Utah, a donde sea que que mires, ves montañas. En verano puedes hacer senderismo y en invierno, esquiar o hacer snowboard. ¡Más au pairs deberían saber lo maravilloso que es Utah!", afirma.
Julka también se aseguró visitar algunos de sus destinos favoritos durante su estancia en USA. Su viaje soñado a Hawái se hizo realidad tan solo cuatro meses después de iniciar el programa, cuando viajó con un grupo de otras au pairs para vivir una aventura única. "Me uní a este grupo de amigas en su viaje a Hawái comosiendo aún una au pair nueva. Hicieron que mi primer gran viaje fuera muy especial. No me sentí excluida en ningún momento. Experimentamos el paracaidismo juntas y luego nos visitamos en nuestros estados".
Pero quizás la anécdota de viaje más increíble de Julka fue su aventura a Alaska, un viaje que casi no se realiza. "La gente cancelaba y no encontraba a nadie que me acompañara", recuerda. Pero cuando publicó en un grupo polaco de au pairs en Facebook buscando a una compañera de viaje, encontró a Natalia, otra au pair. Se conocieron menos de 24 horas antes de embarcar juntas en un crucero. "En cuanto subimos al barco, nos hicimos mejores amigas", dice Julka. "Hizo que mi viaje como au pair fuera increíblemente especial". Siguieron viajando juntas e incluso pasaron el Día de Acción de Gracias con la familia anfitriona de Julka, lo que demuestra que las amistades forjadas durante el programa au pair dejan una huella duradera.
Mirando hacia atrás, Julka sabe que su año como au pair no hubiera sido lo mismo sin las increíbles personas que conoció en el camino."Cada relación me enseñó algo importante" reflexiona. "Mi niño anfitrión me enseñó a ser la mejor versión de mí. Mis amigos se volvieron mi segunda familia. Cada palabra de apoyo y cada acto de amabilidad me hizo sentir vista y comprendida. Cada persona que conocí durante mi experiencia como au pair fue importante".
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